viernes, noviembre 04, 2011

Yo maestra, yo!

Siempre estuve en contra del sistema escolar, y acá no estamos hablando de política ni de estructura, ni diciendo que no nos parece bueno nuestro sistema educativo, ni el presupuesto ni la marencochen.. es simplemente que la escuela apesta.

Apesta.  Mal…

Personalmente, la escuela era una auténtica tortura, tenias a toda esas bandadas de viejas buitres, que se creían que tenían 15 años y que creían que era re divertido hablar con las niñas de moda, y eso, seguramente, era porque esa niña era la única que le daba pelota. Aproveche, porque cuando la guacha crezca, no le va a dar ni la hora señora. Tal vez con esto me refiera pura y exclusivamente a mi profesora de 4to año que decía tener 15 años, pero seguramente tiene una foto con el niño Jesús y la estrella de Belén.

Lo único lindo de la escuela era cuando se acercaba fin de año, con la fiestita de fin de cursos y dónde las máximas alegrías eran que el recreo duraba más rato que los acostumbrados 30 minutos (creo, tal vez era una hora, maybe algún lector me pueda ayudar) y que además te dejaban estar sin la túnica, la cual era una tortura para mi. Hoy no puedo conservar un buzo blanco limpio por más de unas cuantas horas ¿de verdad pretenden que estos aprendices de caníbal soporten un sobretodo blanco con un moñón durante todas las hora que dura el día de clase? Negativo, es mucho más factible que un LED de 60 entre volando por mi ventana a que esto otro ocurra. Ambos con moñón, vio? El LED y el niño.

Otra cosa que me molestaba de la escuela era la niña alcahueta que pasaba la lista: vaya a laburar, hermana! (a la maestra) si el laburo es suyo, leala usted ¿o acaso no sabe leer?. Tercerización de servicios, dirían hoy.
Hoy nos invaden las notas con la vida saludable, los planes educativos y con educación sexual desde la temprana edad: yo hacia cola en el recreo para comprar aquellos jugos de 1 peso (mil en aquellas épocas) que estaban congelados en sobre de goma, estoy seguro que si me baño en el río Uruguay contamino más que Botnia. Educación sexual tuve recién cuando me pusieron el Bandeirantes y me pasaba los viernes buscando porneta, eso era educación sexual! Ahora que me detengo a pensar un poco… tal vez ese sea el origen de todos mis problemas. En fin, ahora tienen Poringa, ustedes están peor (y este blog, suerte!)
Los millones de cuadernitos, los libros en esa mochila hiper pesada que supo engendrar futuros lisiados y finalmente la carpeta de fin de año, ese “preciado” regalo para los padres que el año que viene será suplantado por otra carpeta diferente, hasta que al final quedarán en algún cajón (con suerte) o en el fuego de algún buen asado con los compañeros del liceo.

Ahí llegamos al otro ítem molesto: del liceo!

Acá saltarán una cantidad de personas diciendo “pero si el liceo estaba buenísimo!”, “a mi me encantaba”, “yo pasaba bien”. Bueno… NO!  Usted no pasaba bien en el liceo,  usted pasaba bien en el patio, pasaba bien cuando alguien gritaba “el viejo/a no viene”, pasaba bien cuando faltaba en masa y finalmente pasaba bien cuando comenzó a salir con sus compañeritos, cuando se agarraba sus primeros pedos y cuando se quería levantar a aquella compañerita de clase que no le daba bola, para lo cual intentó mamarla en varias oportunidades y no pudo, o eventualmente si, en donde se sacó las ganas de darle un pico (cuando se es más gil) y comérsela en dos panes (cuando se avivó). Después está el otro avivado que hizo más cosas estando ella mamada y ahora esta preso, una pena, porque es un lector que perdemos.

Nadie la pasó bien, ¿acaso recuerda a alguien gritando “escrito! Yey”? EH? Ta, no se engañe. Si mentirse es la mejor forma de sopesar el hecho de haber estado en ese lugar, me parece bárbaro, pero cuando se mire al espejo, sea sincero y llore, porque no queda otra que llorar ante tales desastrosos recuerdos.

Haciendo un paralelismo con la escuela, si tienen un punto bueno en común: las fiestas de fin de año, que por supuesto, ya no son de la misma índole. Antes cambiaba figuritas y ahora termina acompañando borrachos a la casa porque no se pueden mover, generando las “historias metamórficas”, cual tortuga Ninja: si después de terminado el liceo mantiene amistad con el susodicho borracho, entonces la historia será motivo de risas en las comidas, destacando: la misma historia en TODAS las comidas; si no mantiene amistad, entonces será motivo de “frunzida de ceño” acompañado de la frase: que pedazo de hijo de puta. Si es muy vengativo, puede hasta vomitarle sobre la tumba el día que compre los boletos de Buquebus para pasear por el Aqueronte.

Un gran gran mito que surge a partir del período liceal es el tema de la falta colectiva, la rata, la rabona o simplemente [ponga aquí el nombre que quiera], sinceramente no se como llamarlo. Aquí tenemos 2 puntos fundamentales:
  1. La falta colectiva por si misma
  2. La alcahueta (y acá me pongo sexista si… LA alcahueta, siempre era una nena)

La falta colectiva tenía una premisa básica que era “si no entra nadie no pasa la lista”, que funcionaba casi como un axioma, como una revelación, si Moisés estuviera vivo tendría esa frase cargadas en sus tablas, o capaz que en lugar de tablas sería un IPad o una Tablet china, en fin. Vale la aclaración, no se si fue Moisés, pero no tengo ganas de fijarme en google. Si le interesa, fijese, sino.. whatever.
Nunca nadie comprobó la validez de la premisa “si faltamos todos no pasa lista”, así que hoy, Drunk, lo revelerá para usted.

Seamos críticos… un rato nada más…

La vieja no quiere laburar. Esto no es sexista, puede ser un viejo, pero mayormente eran nenas, no me tilde de machista ahora. Haga memoria y contabilice la cantidad de “profesores” que recuerda, luego hablamos. Si va a cualquier ente público, NADIE quiere laburar y las quejas de que “no me atienden”, “no hay nadie”, “estaban hablando entre ellos”, “estaban al fono” son moneda común en BPS, BHU, DGI, Antel, Registro, Bedelía, etc. Ejercicio: siéntese un segundo y piense si esa doña, la misma doña que podría estar en mostrador gritando “le falta el papel, suerte en pila” va a dar la clase estando el salón vacío. ¿Usted lo cree? Pues no, a lo sumo tachará un papel y pensará “toy robando!”,  nada más.  Por lo tanto, si no va nadie, o va uno… es lo mismo! No va a dar la clase por uno solo, si puede robar la plata ese rato, lo hará.

La vieja se va del salón. Esta es la respuesta más acertada. Comparemos este punto con otros mercados: el cine no va a pasar su película a una sala vacía, simplemente la película no arranca. Nadie va a pasar música en un boliche bailable hasta las 5 de la mañana si el último se fue a las 3, cierran y se van. No va a encontrar nunca un canillita sin diarios, gritando “se me fue el último”, ni un local de churros que se quedaron sin nada para vender, o un garrapiñero sin garrapiñada porque se quedó sin materia prima. Nunca va a ser capaz de señalar con el dedo un paseador de perros que anda con las correas arrastrando por el piso sin animales atrapados en ellas. Abra los ojos botija! El que grita “está en el salón, está pasando la lista” es una mentira! La doña llega, se aguanta 15 minutos y se va a franelearse al de dirección, es un hecho! Además, y esto lo digo de ignorante porque hace tiempo que no voy por un liceo, pero el de dirección es tal vez la última oportunidad que tiene de ligar con alguien; perdón, la penúltima, porque después ligan con la parca y ese amor es el que dura para siempre.

Finalmente, el punto 2: la alcahueta! La que le hablaba del fin de semana, la que le decía “pero que lindo profe xxxxx” (sea xxxx lo que a usted se le ocurra y no en referencia a la porneta comentada anteriormente), la que SIEMPRE iba a clases, la que te cagaba la falta colectiva y la que, al final, lloraba porque no tenia amigos. Bueno, usted se lo buscó, posiblemente hoy padezca de problemas peores a raíz de ser tan alcahueta… o está llena de plata y no labura por ser el bichito del jefe, ahí tiene un puntito positivo si quiere.

El liceo y la escuela…. Manchas negras en el legajo de todo ser que se precie de tal.

Para finalizar, es de gil  que le firmen la túnica en sexto año, nadie quiere estar en su túnica chiquilin, lo que quieren es rayarle todo y que no se puedan quejar con la maestra ni con sus padres. Avivese botija!

Los niños son crueles, no hay vuelta…

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