martes, junio 22, 2010

De compras...

Señoras, Señores y seres del mundo en general: este post es de puras quejas, capaz que no le conviene leerlo.

Inauguro una nueva sección en este blog titulada: las cosas que francamente no entiendo, tal vez sería hora de hacer algo lucrativo con esta criatura, lucrativo de verdad, ya que no hemos generando un peso a pesar de nuestras continuas quejas en cada post: Ud no hace click y nosotros la sufrimos.

Una forma de generar un poco de orden en este caos globalizado del cual formamos parte sería montar algo que nos permita a todos opinar.

No será un foro, avisamos.

Un foro es básicamente un repositorio de frikis donde hablan de lo que les pinta, se regalan coloridos insultos en forma de mensajes privados y tiene floridos emoticons para decirte: ACT-DARK (va encriptado); nosotros seremos algo diferente: seremos un repositorio de Frikis pero con tintes dictatoriales de nuestra parte: ponemos el tema y te pelamos los comentarios si no nos gusta.

Si no le sirve, lo lamentamos en verdad por Ud, pero francamente no nos interesa. No es que no nos interesen nuestros adorados lectores, sino que no nos interesan aquellas cosas que nos hagan poner mal, léase, putearnos. El resto es bienvenido, adulaciones principalmente y si todavía hace CLICK EN LOS ADSENSE mejor aún.

Si hay cosas que me pueden, sin duda son los supermercados! Estamos de acuerdo que escapan a aquel universo bizarro conocido en el bajo mundo como el "almacencito" dónde estaba aquel señor o señora de avanzada edad, casi pero casi casi que uno podría decir que vieron nacer al consumismo en persona, a veces uno no sabe si gritarles fuertes por sus muy visibles actitudes de persona sorda o simplemente tomar un carbón y arrancar a producir pinturas rupestres en las paredes del boliche.

El almacencito tenía sus cosas: la clásica libretita, las latas con las galletitas, el queso rayado suelto, aquella calculadora gigante con el cual hacia la suma de las cosas que uno llevaba, el cartel de "no se prestan envases" o el "no se fían cigarros".

Una de las tantas cosas que hacían bizarro a ese submundo de subnormales vendedores de artículos del hogar es aquella vieja balanza, previa a la actual balanza electrónica que todos conocemos, la cual venía con pesas que colgaban de un largo brazo metálico. Uno en verdad se paralizaba mirando como ese individuo era incapaz de distinguir entre las medidas de dicho brazo y la grasa que tenía pegada a toda la balanza. Tenían, además, esa gran aguja que iba de 0 a 250 Kg!! la cual corría a velocidades increíbles golpeando el 250 y asustando a cuanto niño estuviera de espaldas a ese endiablado artefacto.

A mi que no me vengan con la barrera del sonido y el F-15! me la juego que el primero artefacto creado por el hombre capaz de romper la barrera del sonido fue la aguja de esa bendita balanza. Algunas leyendas cuentan que al volver de regreso al cero generaba tanta fricción que la aguja terminaba alcanzando temperaturas cercanas a los miles de grados.

Pero, para no ser todo pálidas, si con algo tenemos que sacarnos el sombrero es con la forma en que estaban organizados esos lugares. La atención era lenta, extremadamentemente lenta, uno a veces se preguntaba si el encapotado al final de la fila era algún vecino con complejo de Batman o era la parca esperando a alguno de los presentes.

Un ejemplo clásico de esos procesos interminables puede ser: uno compraba un refresco y debía entregar el envase al momento de realizar la transacción, casi a la vez... sino no te daban la Coca! Ahora eso no pasa, eso señores.. lo hemos perdido.

Uno va al super y entrega el envase a una doña en el mostrador la cual le hace entrega de un ticket, en el mejor de los casos, o un papel escrito con lapicera en otros. Me pregunto que pasaría si le agrego algunos pares de "ceros" a dicho papel, ¿la cajera se lo cree?

Antes no podías llegar a robarte nada, la imagen del almacén era la de aquel viejo mostrador y luego aquel ser humano deteniendo el paso de los malhechores, y a su espalda aquellos millones de estantes repletos con cosas que se encontraban en constante guerra con la gravedad. La causa número 1 de muerte de almaceneros es sepultado por galletitas María. Ahora tenemos esos casilleros o lockers, si es que quiere ponerse fino, que nunca están vacíos, si lo están entonces no funciona la llave y ni le digo si lleva una mochila lo suficientemente grande que cabe en ninguna parte.

Me pregunto ¿por que los sensores en las puertas? si me quiero robar el paquete de Canarias de la góndola puedo llevármelo en (holaaaaaaaaaa) los bolsillos de la campera que tengo que usar porque este maldito invierno se parece casi a la era del hielo, ni hablar de los refrescos de 600 y del Papel Higiénico, el cual nadie robaría pero sin duda cada vez que uno va al super compra. Ni nombremos a las mujeres con carteras, las cuales siempre las vemos recorriendo esas grande superficies totalmente amparadas por la ley.

¿Acaso esa tecnología del sensor no atraviesa también la mochila que debo dejar con al señora del ticket de los envases porque no entra en el casillero? Digo, eventualemente puede que quiera ingresar al super con una mochila forrada en plomo que ni Superman podría ver a través de ella, pero seguro, no debe ser el caso del Uruguayo promedio que con suerte lleva los cuadernos (ya escritos) dentro de esa mochila.

Igualmente, cosas raras las hay, diría que de las 20 veces que entro a un supermercado, 15 logro escuchar por el parlante el mensaje de "personal de seguridad a vestuarios", dudo que sea para que seguridad se cambie sino porque alguien debe estar queriendo llevarse los fabulosos pares de media a 50 pesos y que son casi de un solo uso.

En fin, no comprendo si estos cambios modernos han sido para bien o no, pero debemos comprenderlos y aprender a vivir con ellos. Al menos el super tiene precios estandarizados y no presenciamos cosas inverosímiles como el alfajor portezuelo a 40 pesos cuando el Kiosco de enfrente lo tiene a 12. Lo mismo pasaba con la cantina de la ORT y tampoco me lo cuestionaba mucho.

Intentemos entonces entender juntos como viene la mano para estas cosas, tal vez entre todos podamos formar uno.

En las próximas ediciones prometo jugarmela y hablar de cosas sensiblemente más dificiles como son las personas que aún le dicen "compactera" o "cd-tera" a las lectoras de CD. No solo no me siento capaz de abordar una temática tan difícil, sino que tengo miedo a las represalias por parte de estos seres tan subnormales como aquellos señores que día a día vendían los alimentos detrás de aquellos mostradores en aquel bolichito del barrio.

Para todos aquellos héroes que cada mañana abren sus puertas para recibir público, con aquel cartel giratorio espantoso que perturbaba el sonido de casi toda la cuadra, de parte de Drunk, nuestros mejores deseos.

Salu!

3 comentarios:

  1. Excelente Yubeiro!!! Clap, clap!

    Ahora, te das cuenta de que estás abriendo una caja de Pndora, no? Te das cuenta lo que hacés? Me estás dando libertad para venir a putear al mundo entero!!! Voy a poder despacharme contra las compañías telefónicas!!! Te quiero!!!

    Hmmm, y ahora que hago con Don't? :P

    ResponderEliminar
  2. jajaja este lugar es de queja libre!! QUEJESE!!!!!

    ResponderEliminar
  3. Yo solo quería aportar que en realidad hay métodos más elegantes de "burlar" el ticket de los envases. Paso 1) Agarre un envase de sprite de litro y medio retornable 2) Diríjase a la máquina receptora de envases -si está dentro del super- 3) coloque la sprite que tomó de la góndola en la máquina como pa' devolverla. La máquina le extenderá un ticket por devolver el envase de la bebida que nunca tomó; cámbielo en la caja. jajajaja.

    ResponderEliminar

Comente bajo su propio riesgo